viernes, 9 de marzo de 2007

Sólo queda la estética

Cada vez estoy más convencido de que si hay una frase que define bien los últimos cuarenta años de historia de la humanidad es la de Makinavaja, el chorizo barcelonés creado por Ivá, según la cual "en un mundo podrido y sin ética, tan sólo nos queda la estética." La estética mueve todas las acciones importantes, todas las grandes decisiones. No importa lo que se haga, si no más bien cómo queda lo que se haga.

La estética puso en un brete tremendo a nuestro ínclito presidente Rodríguez Zapatero cuando el Times publicó las fotos del etarra de Juana Chaos prostrado en su lecho. El impacto mediático fue tremendo, llegando a usarse dichas fotos por parte del entorno etarra en una serie de insidiosos carteles en los que se decía que ésa era la imagen de la democracia española. Por la pata abajo debió cagarse ZP ante la disyuntiva que se le planteaba: o dejaba que el individuo en cuestión se le fuera muriendo poco a poco o cedía ante las pretensiones del mismo y le pagaba un viajecito a casa para que el muchacho se recuperara. Hiciera lo que hiciera, bofetones le iban a caer al presidente de todos lados. Las dos decisiones, parece ser, estaban amparadas en la legalidad, así que solo le quedaba tomar una de ellas y encomendarse a los santos patrones de las encuestas para que el daño fuera lo menor posible... ¿Qué es mejor, crear un mártir o una derrota humillante en la partida de ajedrez disputada? Hala, que sea lo que Dios quiera y tiramos el rey sobre el tablero...

En estas, que tenemos al etarra calentito en su tierra y que se nos revuelve el corral de la derecha, como era de esperar. Nunca la vió esta más gorda, debió pensar, esto va a ser como lo del Prestige y la guerra de Irak todo juntito, lo que pasa es que los que se manifestaban allí eran pancarteros y nosotros ciudadanos sensatos y de buena fé. Ya tenemos imágenes de dirigentes de nuestra derechona de toda la vida, sonrientes al lado de autobuses que llevarán mesnadas de manifestantes a Madrid, y todos con el lazo azul, ese que era patrimonio de todos los que estábamos en contra del terrorismo y ahora parece que sólo sirve para algunos.

Y como lo que cuenta es la estética y a ver quien la tiene más gorda, pues nos encontramos al señor Rajoy llenándosele la boca de babas al afirmar que la manifestación de mañana sábado será la más de lo más de la historia de la democracia. ¡Toma ya! El señor Rajoy debe haber sido muy jovencito cuando a finales de febrero de 1981 todos, pero todos los partidos políticos democráticos convocaron a la ciudadanía, que respondió en masa, para protestar contra la intentona golpista del 23-F y defender el estado de derecho. Supongo que esta manifestación es igualica igualica en necesidad y tono que la de mañana, donde claramente sólo se oirán consignas contra el terrorismo y nada más, y la convoca sólo un partido... que, por cierto, se negó a acudir a otra manifestación cuando se le tendieron puentes y alfombra roja para hacerlo.

Visto lo visto, acudo a mi sentido de la estética y, señor ZP, le hago saber que. habiendo estado recientemente en el Pais Vasco y visto los carteles que insultaban a nuestro sistema democrático, pienso que se ha equivocado usted al dar ventajas a de Juana Chaos, que esto no mejora la situación anterior, si no más bien todo lo contrario, al dar alas al entorno etarra y al partido de la oposición, y crear un precedente jurídico muy peligroso si la situación se le vuelve a repetir. Le acuso, señor ZP, de no tener cintura política y no responder a esa imágen esquelética del asesino con imágenes de sus víctimas, de demostrar, que, si algunos piensan que la imagen de la democracia española es un criminal enjuto y postrado, la imagen de la democracia que plantean los secuaces de Chaos es sangre y violencia.

Y, señor Rajoy, supongo que usted me perdonará, pero no aceptaré su invitación a manifestarme, aunque ello me convierta a sus ojos en insensato y hombre de mala fé. Porque no es este el medio de protestar contra una decisión gubernamental, que para eso tienen ya el Parlamento. Porque mi sentido de la estética no me ve bajo la bandera de su partido portando el lazo azul que era de todos y ahora ustedes se apropian, al igual que lo han hecho con la bandera y el himno. Porque mi sentido estético se rebelaría si apareciera una, pero sólo una bandera franquista o se oyera una, pero sólo una voz insultando o pidiendo la sangre de nuestros gobernantes. Ya sé que aseguran ustedes que se cuidarán mucho de que tales cosas ocurran, pero ¿qué quiere que le diga? no me fío.

Así que, señores Rajoy y Zapatero, mientras no tengan ustedes un mínimo de sentido común y no desenchufen el ventilador para que deje de esparcir mierda, van a permitirme hacerles una sonora pedorreta a ambos y que con su pan se lo coman. No, espera. Ese pan nos lo vamos a comer todos. O tempora, o mores...

miércoles, 7 de marzo de 2007

Coll y el vaso de agua

Hoy he vuelto a ver el sketch del vaso de agua. Y me he vuelto a desternillar en mi sillón, aunque, de haberlo visto tantas veces, hasta hacía karaoke y recitaba las frases de los dos humoristas. Todo esto confirma que gente como Jose Luis Coll y Luis Sanchez Polack, ese tipo de personas que tanto han hecho por facilitarnos la vida, por poner un punto de absurda lucidez en la existencia, nunca mueren. Así que estas líneas no son ni un obituario ni siquiera un homenaje, porque solo pueden dar homenajes personas por encima de mi nivel, un sencillo españolito de a pie que tiene la suerte de tirar hacia adelante como buenamente puede y que garabatea palabras confusas en una bitácora... No, lo que uno quiere hacer con este tipo de textos es dar gracias y compartir con quien lea estas líneas un sentimiento.

He leido ya en varios periódicos que Tip y Coll fueron maestros del humor inteligente. Eso presupone que hay un humor estúpido, supongo que pensarán los que dicen tal cosa. Y ya empezamos con los elitismos. Uno piensa que, en lo que respecta a cualidades, sólo hay un humor, que unas veces nos hace gracia y otras no. El que se rie con Monty Python, y alardea de ello... ¿puede jurar no haberse reido nunca con Benny Hill? ¿Acaso los alabados Martes y 13 no alternaron buenos y malos momentos dentro de su humor? ¿No recordamos que Fernando Esteso hizo deleznables películas de indudable éxito, pero que también nos hizo ver entre carcajadas las bondades del "Coñac La Parra" (el que lo bebe, la agarra)? En suma, no somos capaces de reirnos con un chiste al tiempo que exclamamos, "¡qué malo!"?

Lo que si hay en el humor, como en toda manifestación creativa, es temas. Hay un humor de lo cotidiano (explotado ya, a veces hasta la nausea, por los cómicos tipo "El club de la comedia"), un humor escatológico, un humor sexista... y, cogiendo otro adjetivo que se repetirá mucho estos dias al hablar de Coll, un humor surrealista. Sin embargo, uno prefiere creer que Tip y Coll dominaron como pocos el humor que busca el retruécano lingüístico, el jugar con las palabras -algo que Coll demostró saber hacer también con sus desopilantes "Diccionarios"... Anorquista es aquel que hace con su ano lo que le da la gana. Las greguerias de Ramón llevadas a su absurdo máximo.

Este era el humor en el que más destacaban Tip y Coll, igual que Gila fue un maestro en simplificar y hacer más inocentes las situaciones más tremendistas o Martes y 13 llevaron la parodia a grandes alturas. Este es el humor que vemos en el mentadísimo sketch del vaso del agua, o, por poner otro popular ejemplo, el del joven que va a pedir la mano de una muchacha a su padre ("-Soy paraguayo y querría hablar con usted -¿Para qué? -Paraguayo"), un humor basado en ir deformando el lenguaje y ver adonde lleva el hilo... El resultado es un absurdo continuo interrumpido por nuestras carcajadas, en el que lo de menos es la situación, y lo que más importa es ver como siguen los humoristas manteniendo ese crescendo...

Gracias, Coll (y Tip) por todo. Ahora, si me perdonáis, volveré (volverons) a ver (voyons) el sketch del vaso, a desternillarme (desternillons) como una cabra (cabr...).

sábado, 13 de enero de 2007

El truco final (El prestigio)

Cuando a finales del siglo XIX el cine empezó su andadura de manos de los hermanos Lumière y de Edison, era un fenómeno de feria, un producto de una era de prodigios tecnológicos... y mágicos. Básicamente, hoy, más de un siglo después, en otra era de avances tecnológicos, sigue teniendo esa fascinación.

Y no sólo por los efectos especiales y las maravillas informáticas, si no también por la capacidad de contar historias enrevesadas, con trucos y trampas variadas, que, sin embargo, sean capaces de concitar la atención del espectador y manejar sus sentimientos y emociones. El truco final no es sólo un homenaje al mundo de la magia y a una era fascinante, es también un despliegue de pirotecnias tan efectistas y efectivas como los trucos mágicos que presenta.

No habiendo leido la novela en la que se basa la película, ignoro cuánto de este arte de birlibirloque guionístico hay en el material original y qué es cosecha propia de los hermanos Nolan, pero sea cual sea el caso, hay que felicitar a los responsables. Porque el film es tan tramposo como las artes mágicas descritas en el mismo... pero igual de triunfador en su efecto.

Estamos ante una película estructurada como una muñeca rusa, con un flash-back que encierra otro, con un misterio que esconde otro más. Como en los buenos trucos de magia, se muestra casi todo y se dan prácticamente todos los datos. El espectador puede intentar deducir quien está detrás de cada acción, de cada personaje... y hasta puede adivinarlo. Y si no lo hace, en la resolución verá que cada pieza estaba en su sitio.

Una segunda lectura de la película estaría en la caracterización, en el enfrentamiento de tintes bíblico entre dos amigos, Hugh Jackman y Christian Bale, que devienen enemigos mortales. Hay mucho de Cain en ese Robert Angier (Jackman), trabajador y carismático, que suple su venganza hacia el antiguo compañero por una envidia que el muy próximo a Abel Alfred Borden (Bale) verá convertida en odio. Hay un tercer nivel, poco desarrollado pero fundamental en su breve aparición por las pistas que aporta, y es el de las mujeres en la vida de los dos protagonistas.

Si algo se le puede reprochar al guión es que hay hacia el final un giro temático (o más bien de género cinematográfico) que chirría un poco... alguien podría sentirse engañado por este cambio, pero también podríamos decir que estamos ante "el prestigio" definitivo, ese momento que maravilla y sorprende al mismo tiempo. Que cada espectador decida.

En lo que sí se debería estar de acuerdo es en que la reconstrucción de época es excelente, la fotografía soberbía, la interpretación -especialmente Hugh Jackman y Michael Caine- más que eficiente y que el pulso narrativo de Christopher Nolan hace que las más de dos horas de celuloide pasen veloces. Como bien dice Rafael Marín en su bitácora, estamos ante la primera gran película del año. Una demostración más de que la calidad y el cine de gran consumo no tienen por qué estar reñidos.

Mí no comprender...

...era el título de un programa de televisión, allá por los años 70, en los que, desde una perspectiva humorística, se intentaba explicar a extranjeros residentes en España algunas de nuestras peculiaridades y costumbres.

Pues bien, uno se siente un poco extranjero ahora, porque "mí no comprender" la actitud del PP con respecto a las manifestaciones de marras que tendrán en lugar hoy, en especial la de Madrid. Flaco favor le están haciendo a una cada vez más imposible unión de fuerzas contra la barbarie, cuando se ha hecho lo que ellos -ahora veo que de manera hipócrita- habían pedido acerca de los lemas y orientación de la convocatoria. Si, según ellos, creen que el gobierno está dispuesto a seguir negociando, el lugar para expresar su protesta es el Parlamento, y no el negarse a apoyar una manifestación en la que no se habla en ningún momento de diálogo. Están tomando de manera voluntaria la vía del martirio, para así tener razones de queja, porque no me extrañaría que hubiera hoy en la marcha gritos contra ellos. Ojalá no, porque hoy todo Madrid, y todo Bilbao, debería ser un solo grito contra el terrorismo y a favor del fin de la violencia.

Con respecto a la manifestación de Bilbao, la improvisación de Ibarretxe ha servido de algo -más vale tarde que nunca- y se ha logrado evitar la desvergüenza de ver a Batasuna en una manifestación por la paz, mientras que aquella ha demostrado que no merece estar en ninguna lista electoral al ser incapaces de asumir el lema por el fin de la violencia etarra.

Ahora solo queda esperar el éxito de las convocatorias de hoy, que todo transcurra con normalidad, y que en adelante se sienten las bases para una acción unida de todos contra el terrorismo. Que Zapatero asuma responsabilidades (basta de lapsus, señor presidente) y que mientras gobierne sea la cabeza de este movimiento. Que ya no se vuelva a hablar de diálogo, a no ser que haya entrega de armas y cumplimiento de penas. Que el futuro del Pais Vasco y del resto del país no se manche con sangre nunca más.

Amén.

miércoles, 10 de enero de 2007

El día en que fuimos argelinos: addenda

Pues que no, que de acuerdo previo nada de nada, que lo que hubo fue un acuerdo tácito tras marcar Alemania el primer gol, y que eso ocurre en mucho deportes, que todos los que andamos en esto del furbo somos muy honraos... Que donde el señor Briegel dijo digo ahora dice Diego, según leo en El Mundo Deportivo.

Para la posteridad, la frase de Shrek sobre los cuentos de hadas: y voy yo y me lo creo.

martes, 9 de enero de 2007

El día en que fuimos argelinos.


Algo tendrá el agua cuando la bendicen, así que algo tiene que tener el fútbol para que tanta gente (entre la que me incluyo ...ay... nadie es perfecto) seguimos viendo partidos pese a la inmoral conducta general de las figuras y los escándalos que cada vez con más frecuencia salpican lo que en principio era un atractivo entretenimiento.

La cuestión es que en verano de este año se cumplirá el 25 aniversario de uno de los momentos más vergonzosos de la historia de este deporte, el partido-tongo entre Alemania y Austria celebrado en Gijón con ocasión del Campeonato Mundial celebrado en España.

Situaciones surrealistas se sucedieron en cascada, desde los gritos de "tongo, tongo" hasta la imagen de seguidores mostrando billetes a los protagonistas del "espectáculo", haciendo referencia a la compra del partido. La cosa adquirió ribetes esperpénticos con los espectadores españoles gritando "Argelia, Argelia", en homenaje a la selección que sería víctima del robo y con una concentración de seguidores argelinos y afición en general a la puerta del hotel donde se alojaba la selección alemana, con objeto de abuchearles, siendo respondidos por el entonces portero germano, Schumacher, a base de cubos de agua.

Viene todo esto a cuento de que lo que algunos, en nuestra santa inocencia, pensamos que fue un tongo improvisado, un pacto sin palabras, se confirma ahora como un escenario premeditado con alevosía y quien sabe si nocturnidad... si hacemos caso a las declaraciones del defensa alemán Briegel que aparecen reflejadas en este artículo de El País.

Creo que el artículo habla por si mismo, y que no hay más remedio para los que aún disfrutamos del fútbol como una ceremonía teatral que esconder la cabeza y poner bajo sospecha cualquier partido que veamos, ignorando si hay algún interés oculto en la victoria de este o aquel equipo. Los escándalos de las apuestas deportivas que hace bien poco vivieron Alemania e Italia, los amaños de partidos, los oscuros orígenes de las fortunas de los nuevos magnates del balompié... todo ello da muchísimo qué pensar.

Y sin embargo, seguiremos viendo partidos, devorando la prensa deportiva, hablando de tal jugada o tal traspaso... como si todo fuera limpio. Lo dicho, ¿qué narices tiene el fútbol?

Horror y sonrojo: addenda

La reunión entre Zapatero y Rajoy no ha hecho más que acrecentar el sonrojo al que me refiero en el post de ayer. Es verdad que el paripé es importante, que hay que disimular y hacer como que el sistema funciona, que los líderes políticos hablan entre ellos, y sin embargo... ¡ay!, sin embargo las declaraciones posteriores de la vicepresidenta del gobierno y del propio Rajoy parecían estar preparadas de antemano.

Todos teníamos claro que la indefinición de Zapatero iba a seguir, y que Rajoy iba a hacer muy poco por acercar posturas y abandonar esa política beligerante que tanto bien político le hace a su partido. Estamos en ese círculo vicioso en el que cada nuevo atentado de ETA fortalece la posición del PP, dando a su vez alas a los que apoyan o al menos se inhiben ante la violencia.

Sigo pensando que la reacción del gobierno ante los hechos del 30 de diciembre ha sido la lógica, la de cerrar todo diálogo con la banda, pero que nuestro presidente no da la talla para encabezar una nueva actitud ante la situación planteada ahora. Tiempo al tiempo...